domingo, 23 de abril de 2017

Primeras impresiones sobre accidente marítimo del barco de Armas en Las Palmas de Gran Canaria, por Paco Vega.

Con la escasa información facilitada, porque en estos casos la información técnica (la buena) es fundamental para hacer un análisis riguroso, tenemos datos suficientes para al menos sorprendernos de que los accidentes sucedan. Perdonen la redundancia porque los accidentes son eso, accidentes, con sus causas y efectos.

Sobre las causas me vienen un motón de interrogantes a la cabeza que algunos serán ingenuos y otros no tanto:
1.- Hablan de buque sin gobierno por la “caída de planta” -si las informaciones filtradas con correctas-. Entonces, ¿no había generadores auxiliares? ¿No funcionaron? ¿Esto afecta a los motores principales? Y si lo hace ¿en qué medida? ¿Afecta al Gobierno del barco (timón)? ¿En qué medida? ¿No hay medidas alternativas o no se reaccionó a tiempo? Si sólo afectó al gobierno pero no a los motores ¿por qué no se pararon de forma inmediata? ¿Y el ancla no se utilizó, se hizo tarde? De aquí la importancia del “ancla a la pendura” que obliga la normativa a la entrada y salida de buques en los puertos… Y si todo depende de la planta no habría que plantearse si no deberían mantenerse al margen de aquella los elementos de seguridad… ¿O acaso fueron los fallos humanos y no los técnicos los que pudieron marcar la tragedia?

2.- Como consecuencia de la colisión se produce la rotura de las canalizaciones de combustible para el repostaje de grandes barcos. Entonces, ¿Había algún barco repostando? Si no es así, ¿Es normal que permanezcan bajo presión y cargadas de combustible? Inmediatamente después de la colisión ¿cuánto tiempo pasó hasta que se cortó el combustible? ¿Nadie cayó en la cuenta de que por allí pasaban esas conducciones y que podían verse afectadas? ¿Quién es el responsable de control y alerta de estas instalaciones y actuaciones previstas en caso de siniestro?


Ahora, al margen de los heridos y mal trago para los pasajeros y trabajadores, los daños en el puerto y en el barco, así como el derrame ocasionado aún por cuantificar, aunque la Delegada del Gobierno “quite hierro al asunto”… A pesar de los estimados tres kilómetros de derrame, de la parada técnica de la planta desaladora (por precaución), de que Jinamar y otras zonas se hayan quedado sin suministro de agua, etc. ¿¿Está el Puerto de Las Palmas de Gran Canaria preparado para hacer frente, ya no a grandes catástrofes, sino a medianas o pequeñas???

Llueve sobre mojado en el Puerto de Las Palmas de Gran Canaria con respecto a la seguridad, como ya ocurriera con el barco ruso Oleg Naydenov, en el que la falta de un equipo propio, o en coordinación con el Ayuntamiento de las Palmas de G.C. (dotado y preparado), contra incendios y lucha contra la contaminación, pudo evitar la tragedia medioambiental que tuvimos que soportar. Ahora parece ser volvemos a ver las mismas carencias.

Un puerto de la envergadura, movimiento de buques, mercancías y pasajeros como este, bien merece la atención e inversión precisa de las autoridades competentes para evitar males mayores. Se precisa dotar con urgencias a este puerto de medios humanos y materiales para salvaguardar la seguridad de sus instalaciones y las personas que en el desarrollan cada día su trabajo o utilizan sus instalaciones e inmediaciones. Este puede ser el segundo aviso.



1 comentario:

  1. Lo de los chistes, chascarrillos y otras ocurrencias en las redes sociales a cuenta del accidente del barco de Armas el pasado viernes día 21 no me ha sorprendido porque hay mucha gente que prefiere echarse a coña los accidentes que en nuestra tierra acontecen con demasiada frecuencia. Sobre el visionado del histerismo de algunos pasajeros -bordeando la violencia- del barco accidentado, sólo decir que hay personas que en momentos difíciles saben mantener la calma y transmitirla al resto de pasajeros, mientras que otros habría que encerrarlos (literal), porque en esos momentos de pánico y nerviosismo, lo que no ayuda estorba. Un diez para la tripulación que soportó estoicamente los improperios de los que perdieron los papeles y la cordura.
    Por otra parte lamento ver el corporativismo o el patriotismo mal entendido que en ocasiones surge como plaga. En las redes también ha salido un sector a defender a la Naviera Armas (como si alguien la atacara) y aquí quiero pararme. La mejor defensa de una empresa es la buena gestión, al igual que la mejor defensa de los intereses de una tierra y de sus gentes es el trabajo bien hecho. Cuando hay fallos, accidentes, errores, etc. hay que averiguar los motivos y las causas para que no vuelvan a repetirse, especialmente cuando de vidas humanas se trata. Sacar el hacha y el cuchillo en defensa de la empresa canaria y de Canarias en esta ocasión no viene al caso, al margen de que alguien -aisladamente- pueda aprovechar la coyuntura para arremeter contra la competencia o cobrarse antiguas venganzas o desafectos. Insisto este no es el caso ni el momento. Ya se esclarecerán por los técnicos e investigadores las causas, los motivos y errores, si los hubieron. Hasta entonces lo único que tenemos es unos cuantos heridos, unos daños materiales (en el propio barco y en el muelle) y un vertido de gas-oil que se extiende cada vez más y de imprevisibles consecuencias para la fauna marina y para la desaladora, que sorprendentemente las autoridades tratan de minimizar por todos los medios.
    Ya se investigará si las revisiones, mantenimiento y demás protocolos que debe exigirse en este tipo de buques estaban cumpliéndose rigurosamente o no. También si el personal dedicado a llevarlo a cabo era el suficiente o también en este sector “se recorta” en contra de la seguridad y la vida de los pasajeros y en beneficio del empresario “avispado” que tanto abunda en nuestros días, también en el mar.
    El accidente afortunadamente fue menor, para lo que pudo haber ocurrido, pero es muy serio y preocupante que el Puerto de Las Palmas siga “haciendo aguas” en lo referente a la seguridad portuaria y marítima. A la vista están los hechos. Taparse los ojos y decir que no pasa nada sólo sirve para que en el futuro no muy lejano nos arrepintamos de ello.
    La moraleja de la vida es que el trabajo serio y bien hecho apenas abre titulares de prensa, mientras que las chapuzas lo hacen cada cierto tiempo.

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