domingo, 9 de abril de 2017

El fin de ETA, por Paco Vega.

Habitualmente me gusta ocuparme de temas de Canarias por la sencilla razón de que son los peor tratados informativamente por los medios de comunicación nacionales, siendo sin embargo los de mayor trascendencia para la vida de los canarios. Pero la importancia del tema que hoy les traigo creo que requería de un tratamiento especial, además de este pequeño preámbulo, a modo de inicio, como modesta aportación a un asunto que considero de especial seriedad y trascendencia.

El fin de ETA, por Paco Vega.
(2017-04-06)

Mucho daño, dolor y vidas humanas hemos visto segadas por el fanatismo etarra en este País. Más de ochocientos muertos, heridos, secuestrados, extorsionados y un sinfín de destrucción y miedo. La falta de libertades en aquellos años era patente, bajo pena de muerte si eras señalado con el dedo etarra.

Tuvimos que soportar el fanatismo de unos pocos queriendo someter a todo un pueblo bajo la ley de las armas, sembrando terror y desolación durante más de treinta años. Un terror que no admite justificación alguna. Un terrorismo cobarde, como todos los terrorismos.

Finalmente y después de mucho sufrimiento, Eta anuncia el cese definitivo de la violencia de forma unilateral el día diez de enero de 2011. En aquel mismo momento surgieron voces de alegría y de condena; voces que se alegraban de que se pusiera fin a tanto dolor, apostando por la vía política para cualquier reivindicación; y voces que desconfiaban y que exigían a Eta la entrega de las armas y su rendición incondicional.

El daño causado está ahí, es irremediable, no tiene sanación ni perdón, los muertos no van a volver, pero la paz, tantos años añorada por todos había llegado para no marcharse. Las condiciones para conseguirlo de una vez por todas están sobre la mesa por primera vez.

Ya en octubre de 1982 Eta Político-Militar renunció al uso de la violencia, declarando que continuaría sus reivindicaciones políticas por medios pacíficos. Sin embargo otro sector, el más duro de la banda terrorista, la denominada Eta-Militar continuo matando hasta su cese definitivo con la citada declaración de enero de 2011. Por el camino quedaron otros tantos amagos de abandono de la lucha armada -como ellos llaman al terrorismo-, pero por fin se había conseguido. Aún así no será fácil su disolución total porque como hemos visto en el pasado, con un sólo fanático dispuesto a seguir empuñando las armas, el derramamiento de sangre continuará. Por lo tanto es imprescindible, además del cese, la entrega de armas y explosivos y la disolución definitiva de la banda.


Llegar a los objetivos antes expuestos requerirá de gran habilidad, serenidad y altura de miras por todos los intervinientes en el proceso. Lo que está en juego es mucho y muy serio. Los más de ochocientos muertos causados por la banda no deben ser el pretexto para la intransigencia y el endurecimiento de posturas, sino más bien al contrario, debe ser argumento suficiente para que el terrorismo pase a formar parte, de una vez por todas, de esta etapa negra de la historia de España. Ahora que las armas se han silenciado, hay que hacer lo posible y lo imposible por alcanzar la paz definitiva. NO MÁS SANGRE, NO MÁS DOLOR.

A los que han hecho del terror su forma de vida no ha sido fácil convencerlos de que entreguen las armas y accedan a retomar las vías políticas que nunca debieron abandonar, más bien al contrario, cualquier disquisición hará que retomen el viejo camino de la violencia, continuando con el derramamiento de sangre. En este capítulo tendrá especial relevancia el papel que ya viene jugando en entorno independentista. El crecimiento del movimiento independentista en el País Vasco por la vía política, al tiempo que en Cataluña, puede ser la luz que alumbre el camino y haga reflexionar a los que se resisten a abandonar la senda de sangre y muerte. La formación independentista EH-Bildu gobierna desde las últimas elecciones municipales en 77 municipios vascos y esta puede ser precisamente la clave del asunto.

Por lo pronto Eta ha realizado recientemente un nuevo anuncio, la entrega de armas y explosivos para el próximo 08 de abril. Queda patente por tanto que la apuesta por el desarme es seria y camina en la buena senda. Sin embargo y a pesar de todo, en estos seis años sin atentados el gobierno del Partido Popular no se ha movido ni un centímetro, según las declaraciones del propio Ministro de Justicia. Quizás alguien debería decirle al Sr. Ministro y al Presidente del Gobierno que, estamos ante un hito histórico en este país y que nadie perdonaría que teniendo en su mano el fin de Eta, se limitaran a mirar para otro lado en lugar de pasar a convertirse en actor principal y necesario en la disolución definitiva de la banda terrorista. Nadie les está pidiendo que pongan a los etarras con crímenes de sangre en libertad, éstos deberán cumplir sus penas, pero si que realicen algunos gestos, como por ejemplo el acercamiento de presos a cárceles vascas. Gesto que por otra parte ya hicieron en el pasado cuando Eta aún mataba, de la mano de los populares Jaime Mayor Oreja como Ministro del Interior y José María Aznar en la presidencia del Gobierno. En concreto fueron 135 reclusos los que se acercaron a cárceles vascas en los años 97-98, por lo cual sería de una tremenda irresponsabilidad continuar sin moverse ni un centímetro -como ha dicho el Ministro- ahora que Eta ya no mata (seis años concretamente) y que existe una oportunidad histórica y real de dar carpetazo a ETA.


Eta es la que ha matado, secuestrado y extorsionado y sólo ellos son responsables de sus actos, pero debemos exigirle a nuestro Gobierno altura de miras y responsabilidad política en un asunto de tal trascendencia para este país. No moverse ni un centímetro no parece ser la actitud que se espera de un gobierno serio y responsable en un asunto de esta envergadura.

El fin de Eta y el encauzamiento de TODAS las reivindicaciones por vías pacíficas y políticas bien merece un esfuerzo por parte de todos.

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