martes, 7 de marzo de 2017

Deficiencias en la carretera del Norte-GC-2, por Paco Vega.

Quiero denunciar a través de este medio unas unas deficiencias muy importantes y nunca subsanadas tras la finalización de la carretera GC-2 (Norte de Gran Canaria), al margen del tramo Bañaderos-El Pagador, eternamente postergado para sufrimiento de los conductores del norte de gran canaria y del que me ocuparé otro día.

Me estoy refiriendo al último tramo puesto en servicio en el 2012, aunque su alumbrado se demoró hasta el 2014 (Tramo Pagador-Guía de la GC-2). Una obra largamente demandada y con multitud de retrasos y despropósitos desde el planeamiento hasta su ejecución final que se demoró injustificadamente en el tiempo, como casi todo lo que acontece en este Norte grancanario. En esta obra, además de su propia envergadura, se han realizado actuaciones muy interesantes encaminadas a minorar el impacto medioambiental de la misma (no sé si todas las que se debieron haber hecho), como es el cubrimiento y mimetización de los falsos túneles. Sin embargo se dejaron otras sin realizar o mal señalizadas (a mi modesto entender), a pesar de la economía y simplicidad de las mismas.

La primera es una cuestión a la que ya me he referido en otras ocasiones a través de las redes sociales, y es la excesiva restricción de velocidad del carril de vehículos lentos de este tramo -sentido Guía- con un LÍMITE DE VELOCIDAD de 60 km/h. Esa innecesaria limitación ha venido a significar en la práctica que el carril de vehículos lentos se encuentre casi siempre libre de vehículos, puesto que el “exceso de celo” con el radar por parte de los agentes de tráfico, ponen en riesgo el bolsillo de los insensatos que se les ocurre utilizar el carril más próximo a la derecha, tal y como indican las normas de tráfico (y superan ese restrictivo límite). Hay que recordar que la totalidad de la vía ya está limitada a 80km/h, por lo que esta restrictiva limitación -en una vía con tres carriles- lo único que consigue en la práctica es su inutilización para la circulación de este carril, con lo que la fluidez del tráfico en ese sentido se ve claramente mermada y el dinero público invertido en ese tercer carril claramente despilfarrado a la vista de su inutilidad práctica. La eliminación de la limitación exclusiva para ese carril en ningún caso representaría ningún problema de seguridad, más bien al contrario, porque seguiría obligando a circular por el a los vehículos pesados y además permitiría su uso por el resto de vehículos, dando así una mayor fluidez al tráfico, siguiendo todos obligados por el límite general de la vía (80km/h).

La segunda es la inexistencia de una MANGA DE VIENTO que señalice la intensidad y dirección del viento en los puentes del referido tramo con la que advertir a los conductores de las continuas rachas de viento al circular por los mismos. A la considerable altura de los puentes del citado tramo, ahora se suma el aumento de la velocidad del viento al incidir entre los tableros de sendos puentes, lo que ocasiona rachas muy fuertes de viento lateral que ponen en peligro a los vehículos, especialmente los más voluminosos, los ligeros y las motocicletas. Todos los que a diario nos vemos obligados a circular por estos puentes hemos podido sufrir en alguna ocasión los bandazos ocasionados por el fuerte viento que en ocasiones indice con dureza sobre los mismos.

Considero que después de transcurridos cinco años de su puesta en servicio, sería interesante valorar por los técnicos del Cabildo estas sencillas medidas que darían más seguridad y fluidez al tráfico en mencionado tramo, aprovechando al máximo la potencialidad de esta vía de conexión con el norte grancanario. No permitamos que la inacción en actuaciones de fácil y económica ejecución pongan en peligro la fluidez y seguridad del tráfico.

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