domingo, 7 de mayo de 2017

Prostituyendo el empleo, por Paco Vega.

Nos la van metiendo doblada y no nos enteramos (perdonen por el palabro), pero es que viendo algunos programas de televisión de seudo-tertulia periodística compruebo como nos cuelan cada día mensajes de adoctrinamiento sobre una realidad impuesta a los sufridos trabajadores, en base a la nefasta y destructora Reforma Laboral.

A nadie se le esconde ya que las últimas reformas laborales han sido letales para la dignidad de los trabajadores, y que no han hecho más que precarizar el ya de por si podrido mercado laboral, consiguiendo entre otras cosas, que aumente cada día el número de trabajadores pobres, es decir, personas que aún teniendo un trabajo remunerado no ganan lo suficiente para vivir dignamente... Como es un tema tan complejo y con tantas aristas sólo voy a referirme hoy al famoso “contrato en prácticas”, que estos días ha requerido la atención de los medios debido a un famoso concurso de la tele en el que se habló de las precarias condiciones de trabajo de algunos cocineros en prácticas.

Ya en el argumentario de algunos “hooligans” defensores de las medidas ultra capitalistas en vigor, pretenden asimilar el contrato en prácticas (ahora en vigor), con el de una figura del siglo pasado como es la del “aprendiz”. La pretérita figura del aprendiz estaba casi siempre vinculada a un menor de edad y sin estudios que se acercaba a un profesional para ejercer de ayudante mientras aprendía de su mano la esencia de la profesión (casi siempre manual), la mayor parte de las veces sin sueldo o a expensas de alguna generosa y puntual propina del formador. Hoy en día los que acceden a contratos en practicas no tienen nada que ver con el formato anteriormente descrito, ya que los “beneficiarios” de estos contratos suelen ser titulados superiores o técnicos que después de cursar sus estudios, muchos de ellos con practicas incluidas, se aproximan al mundo laboral, en ocasiones incluso después de tener cierta trayectoria profesional en otras empresas con “contratos normalizados”, pero que al llegar a determinadas nichos de empleo se encuentran con este tipo de contratos en prácticas como única opción para acceder al puesto de trabajo (es aceptarlo o quedarse en el paro).


En el citado programa de televisión y las tertulias generadas al calor de la polémica, han destapado -probablemente sin querer- la triste realidad de muchos profesionales de la cocina que, después de realizados sus estudios, e incluso después de desarrollar otros trabajos, acceden a las cocinas de prestigiosos y reputados cocineros con la intención de ganarse la vida dignamente, al tiempo que se cultivan un buen currículum que les valga para su proyección profesional. Por supuesto ninguno de ellos espera cobrar lo que un profesional de primera línea, experto con muchos años detrás de los fogones, pero desde luego lo que no esperan es encontrarse con esta prostitución laboral encubierta que significan los CONTRATOS EN PRÁCTICAS o contratos basura, llegados de la mano de la nefasta reforma laboral de este Gobierno.

A nadie se le escapa que mientras una minoría accede a este entorno laboral de los prestigiosos cocineros, hay otro montón de profesionales que sin estas expectativas laborales y curriculares, también están sometidos a los mismos contratos, puesto que la Ley no discrimina entre quien va a trabajar con un contrato basura a un restaurante con varias estrellas michelín (sin duda una minoría), a quien va a trabajar al último restaurante o bar de pueblo, con el mismo contrato, pero con unas expectativas laborales muy inferiores. Es decir, se nos quiere vender la oportunidad de trabajar junto a un reputado profesional por cuatro duros, por lo que significa para el curriculum, sin pensar que la inmensa mayoría no puede acceder ni de lejos a esas proyecciones. Y hacer constar además que, estos mismos trabajadores no siempre tienen unos padres que les pueden mantener, en ocasiones ya son padres de familia con obligaciones que afrontar o proyectos futuros de pareja y emancipación, que por supuesto deben quedan postergados para mejor ocasión.

Estos contratos se extienden como plaga en el mercado laboral (no sólo en las cocinas) y está significando para muchos empresarios sin escrúpulos la oportunidad de tener dos o tres trabajadores por el precio de uno. Trabajadores muchas veces con las mismas exigencias y responsabilidades que los que ejercen sus funciones con “contratos normalizados”.

La galopante precarización laboral de la mano de estos contratos y otros de los denominados popularmente “CONTRATOS BASURA”, unido al alarmante nivel de paro y la falta de escrúpulos de muchos empresarios, que basan su nivel de competitividad única y exclusivamente en un abaratamiento de los costes laborales, nos conduce irremediablemente a una prostitución del trabajo que no hará más que calentar los ya de por sí enfurecidos ánimos de nuestra sociedad, que observa impotente como se nos está privando de lo más sagrado, EL DERECHO AL TRABAJO (Art. 35 de la Constitución Española).

Hasta ahora les ha funcionado muy bien a esta clase gobernante el pan y circo, es decir, tener a las grandes masas ocupadas y preocupadas las 24 horas del fútbol y de la caja tonta, con programas basura, cada vez más vulgares, y subidos de chismorreo barato, unido a la gran manipulación a través de los grandes medios de comunicación en los que, unas veces de forma descarada y otras más sutiles van adoctrinando a la población sobre lo que tienen que pensar y consecuentemente sobre lo que tienen que votar. Lo que tienen que adorar y lo que deben odiar. Así nos vamos encaminando casi sin darnos cuenta y con “opiniones ajenas” a la adoración del látigo que nos fustiga.

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